En una empresa, los directores habían llegado a la conclusión de que había llegado el momento de cambiar el estilo y la estrategia de gestión y ambos decidieron contratar a un nuevo director general.
El nuevo director se acercó como dicen “con suficiente sangre en el ojo”, con toda la determinación para hacer una diferencia, revolucionar, tolerancia cero, esperar grandes cambios y hacer que la empresa sea más productiva.
En el primer día, acompañado de sus principales colaboradores, decidió hacer una inspección sorpresa en la empresa que casualmente también había renovado el personal operativo.
Al llegar, vio que todos los nuevos empleados estaban trabajando, a excepción de un joven que estaba apoyado casualmente contra la pared con las manos en los bolsillos.
Al ver una buena oportunidad para demostrar que vino a aclarar su estrategia de trabajo y que era el macho alfa de la organización, hinchó el pecho y se acercó al joven y le preguntó de ruda forma:
– ¿Cuánto gana por mes?
– Mil dólares, señor, ¿por qué? – Respondió él sin saber la causa de esa pregunta (ya temblando).
El gerente sacó $ 1,000 de su bolsillo y le dijo al joven:
– Aquí está el sueldo del mes. Nunca toleramos ese tipo de actitud en esta organización. Ahora vete y no pase nunca más por aquí!
El joven hombre tembloroso y todavía sin entender nada guardó el dinero y siguio las injustas órdenes.
A continuación, el nuevo gerente todo orgulloso y lleno de sí mismo, le pide a los empleados de la industria:
– ¿Alguno de ustedes puede decirme lo que este joven estaba haciendo?
Cuando uno de los empleados con más experiencia respondió:
– Sí, señor – dijo el empleado asombrado – Vino a entregar una pizza …
Moraleja de la historia: Hay personas cuyas ansias de mando, el poder es tan grande queUn se olvidan de pensar.
Es un reflejo, usted es un líder o alguien con una sed de poder?