Las Métricas son siempre bienvenidas, al final lo que no puede ser medido difícilmente puede ser mejorado o gestionado en las palabras de Robert Kaplan y David Norton, autores de la metodología BSC Balanced Scorecard.
En medio de los avances tecnológicos casi diarios, cada vez es más claro que el departamento de TI no puede ser sólo una caja negra que mantiene las empresas funcionando.
Que es necesario gestionar, independientemente de si éste forma parte del carro jefe de la empresa o si actúa como una herramienta auxiliar.
Por estas y otras, invertir en tecnología debe ser algo bien planeado, principalmente si estamos hablando del sector corporativo, donde las cifras son muy expresivas y pueden causar gran impacto al negocio.
Con el fin de garantizar el éxito en las inversiones de TI, los administradores utilizan métricas para cuantificar más exactamente los costos y justificar la toma de decisiones y el potencial de retorno financiero causado por las mejoras.
Y en ese escenario, dos indicadores se destacan:
El TCO (Total Cost of Ownership), o el costo total de propiedad, que se utiliza básicamente para medir los costos involucrados directa o indirectamente en la compra de toda inversión importante.
Y el ROI (Return On Investment, o retorno sobre la inversión, ya hablamos por aquí en el blog) permite que una compañía pueda medir el tiempo necesario para obtener el retorno financiero ante un nuevo proyecto.
Esas métricas ayudan a los gestores en la difícil tarea de transformar la TI en números y presentar para la alta administración de las empresas su valor, tanto monetario como en importancia para el negocio. Vamos a desmenuzar un poco más:
TCO, ¿qué es y cómo puedo aprovecharlo?
El costo total de propiedad o TCO (Total Cost of Ownership), como el término sugiere, es una proyección del costo total, que engloba no sólo el valor de compra de software y hardware, sino también los gastos con instalación, mantenimiento, personal, consumo energético, cambios, estimación de costos generados por fallas y cualquier otro gasto asociado al proceso de implantación y operación.
El cálculo de ese valor estimado se hace sobre la base de un período determinado de tiempo, que generalmente es el ciclo de vida del proyecto.
Al tener esta métrica bien definida, la organización tiene un valor de costo más fiel a la realidad y evita sorpresas presupuestarias, lo que ayuda en el análisis más preciso del capital necesario para ejecutar el proyecto.
Ok, cuénteme más, ¿por qué debo acompañar al TCO?
Bueno, como usted vio el TCO permite a las empresas estimar todos los costos relacionados con la compra y el mantenimiento de un producto, software o equipo.
Una vez implementado de manera correcta servirá como una manera eficiente para que un gestor consiga definir si un proyecto nuevo o inversión valdrá la pena a largo plazo.
Uniendo costos de mantenimiento, de entrenamientos, posibles reparaciones por fallas y hasta los daños causados en casos de pérdidas de producción, una empresa podrá tener una toma de decisiones más segura.
El Costo Total de Propiedad (TCO) es una manera simple y práctica de evaluar si una nueva tecnología tendrá un impacto realmente positivo a largo plazo.
Imagine: en un escenario como el actual, donde la tecnología pasó a ser una impulsora de nuevos negocios, el saber invertir en TI puede ser decisivo para el éxito de una organización.
Esta métrica proporciona una visión amplia de los costos y funciona muy bien en proyectos de infraestructura.
Obviamente, no todo son flores, hay limitaciones, pues, ese indicador aborda solamente la cuestión de los gastos, no teniendo en cuenta que las inversiones pueden aumentar la facturación y generar nuevas formas de renta.
Para complementar el TCO en ese aspecto y medir las posibles ganancias es recomendable el uso de otras métricas, entre ellas el famoso ROI.
¡Mira como viene el ROI por ahí!
El retorno sobre la inversión o ROI (Return On Investment) es una de las métricas más utilizadas en el mundo de los negocios.
Que busca apuntar el tiempo necesario para que la empresa pueda recuperar el capital invertido y el potencial que un proyecto tiene de generar ganancias. Es un indicativo valioso, pues ayuda a los gestores a analizar si el emprendimiento vale la pena y si es el mejor momento para hacerlo.
El cálculo del ROI es recomendado para todo tipo de inversión, pero su información suele tener un peso mayor en proyectos no obligatorios, que surgen como una posibilidad de mejorar procesos que ya existen y funcionan dentro de la empresa o de crecer el negocio, como añadir nuevos productos y servicios a la cartera.
Para que cualquier tipo de proyecto salga del papel es crucial tener proyecciones que garanticen, al menos de forma mínima, la viabilidad financiera y el éxito.
En estos casos, el ROI funciona para los administradores como una importante herramienta de apoyo en la toma de decisiones.
ROI en TI: ayudando a proyectos exitosos.
El ROI como vimos, busca medir el tiempo necesario para que una compañía recupere las cifras invertidas en un nuevo proyecto.
En algunos casos, se puede adaptar para identificar el potencial de un nuevo gasto para convertirse en beneficio.
Sin embargo, es necesario analizar con calma este indicador, pues, no siempre un ROI positivo indica que un nuevo proyecto vale la pena.
Los administradores de TI deben tener en cuenta que el ROI en TI no es capaz de evaluar todos los beneficios que la tecnología puede proporcionar para una empresa.
Como la TI se trata de una herramienta que posibilita el aumento de la productividad de empleados, el desarrollo de nuevas estrategias de negocios y enfoques más humanos para las innovaciones del área.
En este escenario, el paso más importante para el correcto cálculo del ROI en TI es definir qué tipo de objetivo el proyecto nuevo posee (aumento de productividad, mejora de procesos, etc).
Así, el ROI podrá ser evaluado correctamente.
En algunos casos, incluso si un nuevo sistema o equipo tiene un ROI malo, puede terminar siendo un buen gasto. Esto está relacionado, principalmente, con la compra de soluciones que mejoran la calidad de vida de los empleados, su productividad o incluso la forma en que trabajan.
Métricas para hacer su compañía más competitiva y ganadora.
En los tiempos actuales la tecnología ha dejado de ser sólo una inversión muy costosa y se ha convertido en una herramienta esencial para quienes buscan aumentar la calidad de la prestación de servicios para socios estratégicos y clientes potenciales (tanto internos o externos).
En este escenario, saber invertir en nuevas tecnologías puede ser la clave para el éxito de diversas empresas.
Para que esto se pueda hacer sin grandes problemas, una buena manera es unir TCO y ROI.
Así, los decisores dentro de una corporación pueden evaluar mejor el potencial de sus trabajos tecnológicos y definir el mejor enfoque para la creación de nuevas soluciones en TI.
Saber invertir en TI es fundamental para la operación y el crecimiento de las empresas y tanto el cálculo del TCO y ROI son excelentes formas de cuantificar y evaluar una inversión.
Sin lugar a dudas, la adopción y aplicación en conjunto de ambas métricas es una gran solución para asegurar buenas elecciones y tener éxito.
¡Ahora depende de usted! 😉